Los proyectos pueden formularse como problemas: tenemos una meta que queremos alcanzar… ¿cómo podemos hacerlo?, ¿qué pasos tenemos que dar? En este momento entran en juego las actividades de búsqueda.
EC | Madrid | Noviembre 2012
La segunda parte del proceso
creativo es la búsqueda de soluciones. En el número anterior de EC
hablábamos de la elección del proyecto y su importancia para fijarnos un
objetivo y así movilizar nuestros recursos hacia su consecución. Una vez
escogido nuestro proyecto, se abre ante nosotros un mar de posibilidades y
alternativas. Para sortearlo, necesitamos unos patrones de búsqueda, un
criterio u orientación para elegir el camino más adecuado.
Podemos considerar que la gran tarea de la inteligencia es resolver
problemas. Problemas teóricos y prácticos. Los primeros se solucionan cuando
conocemos la solución; en el caso de los segundos la cosa se complica un poco,
porque, además de conocer la solución, hay que ponerla en práctica.
Entonces…
¿cómo se soluciona un problema? La respuesta parece evidente: buscando
la solución. Pero no es tan simple. Y menos en el momento actual, en que todo
parece ser tan complicado. Ante la complejidad de los problemas, muchas veces
nos entran ganas de ignorarlos, mirar para otro lado y hacer como si no
existieran. O puede que nos agobiemos ante su presencia y nos sintamos
atrapados, sin saber qué hacer.
Por
eso vamos a ver unos consejos para enfrentarnos a los problemas. Hemos
recurrido a un genial diseñador y pedagogo italiano: Bruno Munari. Para él, el
diseño es la culminación de un proceso; un proceso que comienza
cuando el diseñador se enfrenta a un problema y que finaliza cuando lo resuelve
satisfactoriamente. Con el fin de ayudar a otros a recorrer este camino, Munari
desarrolló un procedimiento inspirado en la metodología de Descartes,
consistente en descomponer el problema en sus partes e ir avanzando en orden.
El método cartesiano se componía de cuatro reglas:
- La primera era no aceptar nada como verdadero hasta que no hubiese pruebas de ello.
- La segunda, dividir cada problema en tantas pequeñas partes como sea posible para resolverlo mejor.
- La tercera, proceder por orden, empezando por los objetos más sencillos y fáciles de conocer e ir ascendiendo poco a poco.
- La cuarta es la revisión: repasar de vez en cuando el proceso para asegurarse de no haber omitido nada.
Tomando como base la segunda y tercera reglas, Bruno Munari expone su
esquema desde la formulación del problema hasta su solución, descomponiéndolo
en partes más sencillas.
“El problema no se resuelve por sí mismo, pero contiene todos los elementos para su solución; hay que conocerlos y utilizarlos en el proyecto de solución”.
¿Cómo nacen los objetos? Bruno Munari.
El primer paso es definir el problema. Hacer esto no basta para resolver el problema de manera automática; hay que saber qué tipo de solución se quiere dar. Un problema puede tener varias soluciones, pero hay que decidirse por una. Cualquier problema puede descomponerse en sus elementos o sub-problemas. Esta operación facilita la solución, porque ayuda a descubrir los pequeños problemas particulares que encierra el problema original. Cada sub-problema tiene una solución óptima que puede estar en contradicción con las otras soluciones. Por eso, la solución del problema global pasa por la coordinación creativa de las soluciones de los sub-problemas.
Dada
la complejidad de los problemas, se hace patente que antes de pensar en
cualquier solución, es necesario documentarse al respecto,
recoger todos los datos necesarios para estudiar los elementos uno por uno.
Cuanta más información tengamos sobre cada tema en concreto, más posibilidades
tendremos de dar con la solución más satisfactoria.
Una
vez recogidos los datos, deben analizarse, “¿Si no, para qué sirve la
recopilación?” (Ídem, pg. 51).
El análisis de los datos proporciona
sugerencias que van orientando la solución.
Ahora
ya tenemos material suficiente para empezar a proyectar la solución, y entra en
juego la creatividad. La creatividad debe tener en cuenta los
límites o restricciones del problema, que se derivan del análisis de los datos
y de los sub-problemas.
A continuación, y dependiendo del proyecto que estemos realizando
(recordemos que Munari se dirige a diseñadores), surge una serie de pasos que
pueden aplicarse o no, como la consideración de distintos materiales y
tecnologías, los bocetos o la experimentación.
En
cualquier caso, siempre habrá que realizar una verificación de
la solución que va apareciendo. Es decir, hay que comprobar si la solución a
que hemos llegado funciona o no. El tema de la evaluación es muy complejo, por
lo que nos ocuparemos de él con mayor profundidad próximamente. Este paso nos
conduce, por fin, a la solución del problema.
De modo que el proceso de solución de problemas comprende los siguientes pasos:
Munari considera que su esquema no es un modelo fijo, único ni
definitivo, sino abierto a mejoras y flexible. Sin embargo, ante la ausencia de
otros procedimientos o alternativas, es mejor proceder siguiendo el orden
expuesto.
El diseñador italiano no es el único que ha ideado métodos para
solucionar problemas, pero la mayoría de las técnicas que se han propuesto
hacen alusión a principios similares. María del Puy Pérez Echeverría, del
departamento de Psicología Básica de la Universidad Autónoma de Madrid, ofrece
algunas ideas para comprender mejor los problemas matemáticos que, en general,
pueden aplicarse a cualquier tipo de problema:
- Expresar el problema con otras palabra
- Explicar a otros en qué consiste el problema
- Representarlo en otro formato
- Indicar cuál es la meta del problema
- Señalar dónde reside su dificultad
- Separar los datos relevantes de los no relevantes
- Indicar los datos con que contamos para resolver la tarea
- Señalar qué datos no presentes necesitaríamos para hacerlo
- Buscar un problema semejante que ya hayamos resuelto
- Buscar diferentes situaciones en que se pueda dar ese mismo problema
- Si el problema es muy general, analizar primero algunos ejemplos concretos
La enseñanza
debe fomentar la solución de problemas como habilidad general, dotando a los
alumnos de estrategias y herramientas que les permitan aprender a
aprender en contextos cambiantes y distintos.
Fuentes
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- ¿Cómo nacen los objetos? Bruno
Munari. Ed. Gustavo Gili, Barcelona 1983.
- La solución de problemas. Juan Ignacio Pozo Municio (coord.) Santillana, Madrid 1994.
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